martes, 3 de marzo de 2009

LA INAPETENCIA SEXUAL parte II



Se pueden buscar las causas en diferentes situaciones personales. Veámoslas de forma general:

• Uno de los casos más comunes se da cuando existe la frustración, por desatención o por la falta de cariño. En este caso la falta de deseo no es más que una manifestación del desvanecimiento de la química, pasión o el erotismo. Este fenómeno no afecta únicamente a la mujer.

• Aquellas personas que nunca se han sentido muy sexuales, es más, lo han tomado como algo no imprescindible, su relación con personas sexualmente normales confluye en problemas.

• Personas con una educación familiar y/o religiosa muy represiva, o que han experimentado una experiencia traumática. Para estas personas el sexo significa algo oscuro, maligno y sucio.

• Aquellos que aunque han tenido una vida sexual normal, su inapetencia coincide con una crisis de pareja.

• Aquellos en cuyas relaciones de pareja se les aplica un papel de sometimiento y donde el rencor se manifiesta con la falta de deseo.

• Los depresivos y las personas obsesionadas con su trabajo pierden una de las partes más importantes de sus vidas, la sexual.

• Aquellas personas que han encontrado otro "objeto" del deseo, fuera del ámbito de la pareja.

De forma general, la principal causa de esta carencia proviene del estilo de vida que poseemos. Mientras que para los hombres la falta de erección es un problema que está a la vista, que afecta a su virilidad y necesita una rápida solución, para las mujeres este problema tarda en ser consultado al especialista. Este fenómeno tiene como origen general, la falta de diálogo, esto hace que la mujer retraiga el deseo, que no sea capaz de expresar sus sentimientos por miedo al ridículo o a frustrar a su pareja. Normalmente el hombre no entiende qué le ocurre a la pareja y de esta manera comienza el distanciamiento. Y esta distancia provoca que la mujer se sienta incomprendida o no considerada.

Vencer los temores

La solución a este problema tan común se encuentra en poder vencer el tabú y los temores. La principal ayuda está en el inicio de la comunicación en torno a las necesidades sexuales, no debemos temer comentar con nuestras parejas qué esperamos o qué nos gusta. Debemos evitar la ansiedad en la relación, siendo sinceros y buscando siempre el placer de ambas partes. Conocer al otro también incluye considerar sus necesidades sexuales.

Sin olvidar que el deseo es un fenómeno fluctuante y que no es automático, el hecho de que no sintamos deseo en un momento de nuestra vida no significa que el amor haya terminado o que se ha acabado la atracción. Es evidente que la sexualidad del hombre y la mujer es diferente, aunque desde luego son más las semejanzas que las diferencias, no estamos en la mayoría de los casos ante un problema hormonal, ni ante el desamor. Allí donde ha habido pasión, puede volver a existir pero para ello es necesario dedicación, compresión, comunicación, tolerancia y si es necesario, ayuda especializada.

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