jueves, 2 de abril de 2009

LAS DISFUNCIONES SEXUALES TIENEN SU ORIGEN EN UNA EDUCACIÓN SEXUAL RESTRICTIVA



El "gatillazo" es la imposibilidad del hombre para iniciar o terminar el acto sexual, que puede ser causado por el estrés, cansancio o la ansiedad. Estos elementos son los principales "culpables" de que no llegue suficiente sangre al pene para la que erección sea completa y se produzca el temido "gatillazo". Se trata de un problema bastante usual en el hombre, pero ello no debe provocar que el miedo a fracasar una vez más le impida mantener nuevas relaciones sexuales.

En estos casos, lo mejor es acudir a un especialista para que éste detecte si se trata de un problema físico, o si por el contrario se trata de algo psicológico. Una mala experiencia sexual, un divorcio, la preocupación por el trabajo, la abstinencia sexual y la falta de práctica, el hecho de fumar en exceso, el alcoholismo, la diabetes, el colesterol, la ingestión de antidepresivos o contar con una edad avanzada, son algunos de los factores que pueden provocar este problema.

Algunos estudios señalan asimismo que la mayor parte de disfunciones sexuales pueden ser causadas por una educación sexual restrictiva por parte de los padres, que reprimen a su hijo y le hacen ver el sexo como algo inmoral o sucio, lo que sin duda influye en sus posteriores relaciones de pareja.

Para tratar el problema de la impotencia, los médicos suelen recetar desde prótesis hasta medicamentos como la Viagra, pasando por la inyección peana "caver-jet", que contiene varios fármacos y que se aplica sobre el pene para provocar la erección. Estos tratamientos actúan sobre el síntoma pero no solucionan el problema.

Otros tratamientos alternativos para la impotencia se basan en la gimnasia o la hidroterapia, que producen un incremento de la circulación sanguínea en la pelvis y en el fortalecimiento del músculo erector del pene. Según un estudio elaborado por la sexóloga española Carmen Vijande en tres meses se obtienen resultados muy positivos con este último método.

Pero a pesar de que nunca es fácil admitir que se tienen dificultades sexuales por alguien que ha sido educado -por tradición cultural- como la parte más activa de una relación sexual, a quien nunca se debe dejar de lado en estos casos es a la pareja.

Superar el problema La sinceridad es muy importante en estos casos y la comprensión de la otra persona puede contribuir a superar el problema y sobre todo a restarle importancia. La sexualidad es una vivencia compartida con otra persona y la pareja es de suma importancia en el tratamiento de cualquier disfunción sexual. En caso de llegar a convertirse en algo obsesivo, sería conveniente acudir a un especialista para solicitar información ya que, como hemos dicho anteriormente, existen tratamientos para remediarlo.

Las estadísticas aseguran que cada vez más hombres jóvenes padecen disfunciones sexuales, un hecho que en la mayoría de casos se trata tan sólo de la lógica y natural preocupación por tener una vida sexual plena.

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